Nietzsche

No es filosofía para ilustrados, es filosofía para los seres como tú, como yo, es espacio, liberación, tal vez nada, tal vez todo.. es incertidumbre, pasión.. es reflexión.

''Para vivir solo, hay que ser un animal o un dios —dice Aristóteles—. Falta el tercer caso: hay que ser ambas cosas; esto es, un ''filósofo''.
(Nietzsche)

jueves, 7 de febrero de 2013

Algo del archivo personal

Durante tanto tiempo he buscado aquel punto culmine donde uno puede decir: puedo. He intentado en mis pocos años de agilidad mental encontrar eso que me motive a escribir o hacer algo para dejar la tan anhelada huella de la inmortalidad en este mundo tan despreocupado. Hoy, soy testigo de la realidad, tal vez sea esta mi alétheia, tal vez la única alétheia posible sea la existencia de mi propia existencia como tal. Sumergiéndome en un lenguaje mental con poca capacidad de integrarse al, tan hoy despreciado por mí, mundo colectivo.
Durante los últimos años he buscado esa temática que me lleve a hacer algo de “utilidad” de lo que poder sentirme orgullosa o hacer sentir esa añorada sensación de superioridad o “especialidad” que tanto me ha embargado a lo largo de mi vida. He caído en la profundidad de mis sentimientos, entregándome a la desdicha de darles el control total de mis acciones y el único y miserable valor de mi existencia. He buscado hacer filosofía a mi manera, hoy me avergüenzo de nunca haber entendido realmente lo que es filosofía y haberme entregado a ella sin mucho cuidado. Ahora recuerdo como hace poco tiempo quedó rondando en mi cabeza las palabras de quién hoy inesperadamente parece ser quién me llevo a no abandonar algo que, sin saber, tanto amaba. "No tomes enserio la filosofía porque no te van a querer." Hoy me pregunto si que me quieran es lo que realmente quiero, creo estar de acuerdo, al menos por ahora, en que hay mas belleza en amar que en ser amado. El amar se vive dentro, se tiene, al menos, conciencia de que es real, una vez descubierto y comprobado, no hay lugar para la no existencia. Pero tomar enserio la filosofía es más que simplemente amarla, más que simplemente leer y poder citar en cualquier momento alguna frase acorde a la ocasión, o que traiga a la memoria algunas reflexiones o momentos de inspiración que por instantes te llevan a creer que posees la verdad. La filosofía para mí, se ha transformado en algo mucho más que una “cosa” que añoro hacer en mi tránsito, tal vez me falten aún años de experiencia y de reflexiones como la de hoy para saber realmente qué es lo que significa la filosofía para mí. Es una dama muy cautelosa, sin darme cuenta, a tiempo, me envolvió en su soledad y en un montón de preguntas que tantas noches he deseado nunca haberlas formulado. Me hace muchas veces no desearla dentro de mi camino, pero cuándo abro los ojos y un pequeño rastro de humanidad y realidad logran sobrepasar la barrera de mis sentidos, reflexiono. Reflexiono y me digo entre pensamientos desesperados que, aún con mis egocéntricos deseos de no-normalidad, añoro desde lo más profundo de mi ser que no me abandone.
Cuando pienso en encontrar algún motivo para mi existencia vuelvo a asomar, esta vez intencionalmente, la vista hacia ese mundo que se niega a darme una verdad. Miro y pienso en el tiempo, en la desgracia y fortuna de ser insignificantes ante el transcurso del tiempo. Hace unos días comencé a plantearme si realmente somos dueños del tiempo, o si más miserable aun, ¿realmente poseemos algo? He pasado más tiempo del que quisiera enredada entre el mundo colectivo y la inutilidad del cuerpo humano ante los deseos del verdadero yo. He permanecido entre pensamientos redundantes, de esos que giran y giran en una espiral eterna pero que a cada instante suma más y más componentes (¿se detendrá algún día?). La “realidad”, o más bien, los sucesos (a falta de otra palabra) me han atraído a un lugar donde he encontrado una infinidad de nuevas preguntas, otras que creí haber respondido o dejado en el pasado para poder “avanzar” en este transitar que las personas llaman vida. Ahora pienso en las palabras de un grande que por ahí dijo que la humanidad corría hacia la deriva, ciertamente es algo que nunca terminaré de entender. ¿Qué sentido tiene avanzar? Si es que llegara a ser el compartir, el dejar huella, dejar un legado o algo “útil” a las futuras generaciones de la humanidad. ¿Qué me garantiza que después de mi muerte esta paradójica “vida” continuará? He presenciado últimamente el delicado hilo del que tiran la vida y la muerte, aunque a veces pienso que en realidad es la muerte quién tira sin una contrafuerza con quien competir. "El hombre que pide a los dioses la muerte es un loco: no hay en la muerte nada tan bueno como la miseria de la vida." Pues si la nada es la muerte y algo es la vida ¿qué sentido tiene huir o correr hacia la nada?
He presenciado el dolor ajeno que me ha traído a la memoria un centenar de recuerdos y preguntas tortuosas (¡Oh gran cerebro humano!). Más que cuestionar la existencia real o no real del dolor no personal hoy me refugio en la, hasta ahora, infortuna búsqueda de sentido. Me cuestiono mis propias acciones y hago flash back de lo que parece ser una comedia de mal gusto. Respiro profundamente y decido continuar ante la inoperancia del cuerpo ante los deseos de cambiar la realidad. Lo que ya se hizo no tiene vuelta atrás, debe ser eso lo que más admiro del tiempo, la capacidad de volvernos inútiles ante lo que la mente y el cuerpo consensuaron en llevar a la realidad y que en el futuro se torturan con culpas y deseos inacabados de volver al pasado, como si haciendo las cosas “bien” fueran a cambiar el hecho de que seguimos corriendo hacia el mismo destino. Entre lecturas me he entregado a distintas reflexiones, algunas más productivas que otras, pero irónicamente, creo que esas son las que menos me interesan. He vuelto a reafirmar, tal vez equivocadamente, que todo no se reduce a bien y mal, que la belleza es bella precisamente por ser efímera. He reavivado mis pensamientos de que no hago mal en disfrutar de mi tristeza, en que irónicamente creo haberme burlado de la muerte estos últimos meses, burlado en el sentido de no haberla “sufrido” como todo el mundo la hace, tal vez sea costumbre, patéticamente pensar en la muerte, soñar con la muerte, y trágicamente presenciar la muerte, el luto, el dolor propio y ajeno me han entregado mis mejores momentos de reflexión, y si es por eso, debería estarle agradecida a la muerte. Estos últimos meses me he preguntado, egocéntricamente, si es que tienes algo en mi contra. Me atacas no solo en sueños, me tuviste por meses soñando contigo sin darme descanso ni siquiera una noche. Y después de semanas de tranquilidad me viniste a visitar en el mundo de lo “real”. Lograste sacarme las lágrimas que tanto había atesorado, me hiciste volver a verte en el rostro de quienes formaran parte de mis ahora recuerdos. Tantas noches te he maldecido, como te maldije cuando me quitaste a quien más “amaba” a quién me dio la vida y la oportunidad de hoy estar pensándote. Años después me avergoncé de sentir un poco de agradecimiento hacia ti por habérmela quitado y darme a cambio tantas noches y atardeceres de las preguntas y los vagos pensamientos que jamás habría tenido de no ser por aquel suceso. Tal vez me estaba alejando demasiado de las preguntas y las cosas que realmente importan para mi existencia, que con tú único medio de comunicación con este mundo tan temeroso de ti sólo encuentras una interlocución que sólo trae dolor.
Últimamente me he reencontrado con mucho del mundo colectivo que me había alejado, he vuelto a aterrizar para buscar nuevas preguntas, tal vez seguir en búsqueda de mi alétheia, de mi sentido y mi motivo, pero las cosas no son fáciles. Las cosas pasan e irónicamente todos y todo lo que sucede me dice que debo aprender a disfrutar el presente, el problema es que mi presente no está en el mundo, mi presente está en mis pensamientos, en esa dimensión donde el tiempo aún no ha logrado establecer su total dominio. El problema es que disfruto de lo que otros no, porque irremediablemente aprendí a encontrar belleza en la tristeza y en la soledad y eso por ahora es incomprensible para mi mundo, no quiero desgastarme en tratar de dejar una huella que marque mi inmortalidad en los recuerdos, el tiempo… no lo tengo, mi existencia es mi verdad, mis pensamientos y mis palabras son el producto de la combinación de esa realidad que aún no se de dónde salió, pero que estas semanas me ha llevado a presenciar los mejores tristes atardeceres, los más tortuosos despertares y noches de completo desvelo, pero está “bien”… esta es mi existencia, y entre tanto límite y libertad es lo que vivo hoy, aquí y ahora.
A.C.Q.
Original: 7/2011